SIGLO DE LAS LUCES
I.- Aspectos teórico–filosóficos (Siglo XVIII o siglo de las luces)
Sobre las suposiciones y creencias básicas comunes a
 filósofos pensadores de este periodo, quizá lo más importante fue una 
fe constante en el poder de la razón humana.
La época recibió el impacto intelectual causado por la exposición de la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton.
 Si la humanidad podía resolver las leyes del Universo, las propias 
leyes de Dios, el camino estaba abierto para descubrir también las leyes
 que subyacen al conjunto de la naturaleza y la sociedad.
| Mapa conceptual sobre la Ilustración | 
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SIGLO DE LAS LUCES  
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Se llegó a asumir que mediante un uso juicioso de la
 razón, un progreso ilimitado sería posible —progreso en conocimientos, 
en logros técnicos y sus consecuencias
  también en valores morales—.
De acuerdo con la filosofía de Locke, los autores del
    siglo XVIII creían que el conocimiento no es innato, sino que procede sólo de
    la experiencia y la observación guiadas por la razón. A través de una educación
    apropiada, la humanidad podía ser modificada, cambiada su naturaleza para
    mejorar.
Se otorgó un gran valor al descubrimiento de la 
verdad a través de la observación de la naturaleza, más que mediante el 
estudio de las fuentes autorizadas, como
    Aristóteles y la Biblia. Aunque veían a la Iglesia —especialmente la
 Iglesia católica— como la
    principal fuerza que había esclavizado la inteligencia humana en el 
pasado, la mayoría de los pensadores de la Ilustración no renunció del 
todo a la religión. Optaron más por una forma de deísmo, aceptando la 
existencia de Dios y de la otra vida, pero rechazando las complejidades 
de la teología cristiana.
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Observatorio en Madrid, de mediados del siglo XVIII 
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Creían que las aspiraciones humanas no deberían 
centrarse en la próxima vida, sino más bien en los medios para mejorar 
las condiciones de la existencia terrena. La
    felicidad mundana, por lo tanto, fue antepuesta a la salvación 
religiosa. Nada se atacó con más intensidad y energía que la doctrina de
 la Iglesia, con toda su historia, riqueza, poder político y supresión 
del libre ejercicio de la razón.
Más que un conjunto de ideas fijas, la Ilustración implicaba una actitud, un método de pensamiento.
De acuerdo con el filósofo Immanuel Kant, el lema 
de la época debía ser “atreverse a conocer”. Surgió un deseo de 
reexaminar y cuestionar las ideas y los valores recibidos, de explorar 
nuevas ideas en direcciones muy diferentes; de ahí las inconsistencias y
    contradicciones que a menudo aparecen en los escritos de los 
pensadores del
  siglo XVIII.
Muchos defensores de la Ilustración no fueron filósofos según la acepción
    convencional y aceptada de la palabra; fueron vulgarizadores comprometidos en
    un esfuerzo por ganar adeptos. Les gustaba referirse a sí mismos como el
    “partido de la humanidad”, y en un intento de orientar la opinión pública a su
    favor, imprimieron panfletos, folletos anónimos y crearon gran número de
    periódicos y diarios.
 En España, "las luces" penetraron a comienzos del
 siglo XVIII gracias a la obra, prácticamente aislada y solitaria, pero 
de gran enjundia del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, el 
pensador crítico y divulgador más conocido durante los reinados de los 
primeros reyes Borbones. Escribió Teatro crítico universal (1739), en 
nueve tomos y Cartas eruditas (1750), en cinco volúmenes más, en los que
 trató de recoger todo el conocimiento teórico y práctico de la época.
Francia conoció, más que ningún otro país, un 
desarrollo sobresaliente de estas ideas y el mayor número de 
propagandistas de las mismas. Fue allí donde el filósofo,
    político y jurista Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu, 
uno de los primeros representantes del movimiento, empezó a publicar 
varias obras satíricas contra las instituciones existentes, así como su 
monumental estudio de las instituciones políticas, El espíritu de las 
leyes
    (1748).
Fue en París donde Denis Diderot, autor de 
numerosos panfletos filosóficos, emprendió la edición de la Enciclopedia
 (1751-1772). Esta obra, en la que colaboraron numerosos autores, fue 
concebida como un compendio de todos los conocimientos y a la vez como 
un arma polémica,
    al presentar las posiciones de la Ilustración y atacar a sus 
oponentes.
Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses fue
    Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido por
    sus prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que
    popularizó la ciencia y la filosofía de su época, y por su voluminosa
    correspondencia con escritores y monarcas de toda Europa.
Gozaron de prestigio las obras de Jean Jacques 
Rousseau, cuyo Contrato social (1762), el Emilio, o la educación (1762) y
 Confesiones (1782) tendrían una profunda influencia en posteriores 
teorías políticas y educativas y sirvieron como impulso literario al 
romanticismo del siglo XIX. La Ilustración fue también un movimiento 
cosmopolita y antinacionalista con numerosos
  representantes en otros países.
Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare 
Beccaria en Italia y Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las 
colonias británicas mantuvieron un estrecho contacto con los ilustrados 
franceses, pero fueron importantes exponentes del movimiento. La 
Ilustración
    penetró tanto en España como en los dominios españoles de América.
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Émile de Châtelet: una gran
      matemática en el siglo de las luces 
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Durante el reinado de Carlos III, el “rey 
ilustrado” por excelencia, las obras de los escritores franceses se 
leían en español, generalmente en traducciones más o menos retocadas, 
pero también directamente en francés.
 Fueron muchos los españoles e hispanoamericanos 
que viajaban a Francia por
    motivos de estudio e instrucción, en las artes y las ciencias y los 
dirigentes
    políticos de la época, conde de Aranda, conde de Campomanes, conde 
de Floridablanca, duque de Almodóvar, promovieron y frecuentaron el 
trato con los pensadores y filósofos de las
    nuevas ideas. Las vías de expresión fueron los periódicos, las 
universidades y
  las florecientes Sociedades de Amigos del País.
Durante la primera mitad del siglo XVIII, los líderes de la Ilustración
    libraron una ardua lucha contra fuerzas considerables. Muchos fueron 
    encarcelados por sus escritos, y la mayoría sufrió persecución y penas por
    parte de la censura gubernamental, así como descalificaciones y condenas de la Iglesia.
En muchos aspectos, sin embargo, las últimas 
décadas del siglo marcaron un triunfo del movimiento en Europa y en toda
 América. Hacia 1770, la segunda generación
    de ilustrados recibió pensiones del gobierno y asumió la dirección 
de academias
    intelectuales establecidas. El enorme incremento en la publicación 
de
    periódicos y libros aseguró una amplia difusión de sus ideas.
Los experimentos científicos y los escritos 
filosóficos llegaron a estar de moda en amplios círculos de la sociedad,
 incluidos los miembros de la nobleza y del clero. Algunos monarcas 
europeos adoptaron también ideas o al menos el vocabulario de la 
Ilustración.
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Benito Jerónimo Feijoo 
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Voltaire y otros ilustrados quienes gustaban del 
concepto del rey-filósofo, difundiendo sus creencias gracias a sus 
relaciones con la aristocracia, acogieron
    complacientes la aparición del llamado despotismo ilustrado, del que
 Federico
    II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, José II de Austria y 
Carlos III de España
    fueron los ejemplos más célebres. Desde una visión retrospectiva, 
sin embargo,
    la mayoría de estos monarcas aparece manipulando el movimiento, en 
gran parte
    con propósitos propagandísticos y fueron, con mucho, más despóticos 
que
    ilustrados.
A finales del siglo XVIII surgieron algunos 
cambios en el pensamiento de la Ilustración. Bajo la influencia de 
Rousseau, el sentimiento y la emoción llegaron a ser tan
    respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores 
ensancharon su
    campo de crítica para englobar materias políticas y económicas. De 
mayor
    importancia en este aspecto fue la experiencia de la guerra de la 
Independencia
  estadounidense (en las colonias británicas).
A los ojos de los europeos, la Declaración de
    Independencia y la guerra revolucionaria anunciaron que, por primera vez,
    algunas personas iban más allá de la mera discusión de ideas ilustradas y las
    estaban aplicando. Es probable que la guerra alentara los ataques y críticas
  contra los regímenes europeos existentes.
Suele decirse que el Siglo de las Luces concluyó 
con la Revolución Francesa
    de 1789, pero no son pocos los que contemplan e interpretan la 
inquietud política y social de este periodo como causa desencadenante de
 la Revolución. Al incorporar muchas de las ideas de los ilustrados, la 
Revolución, en sus etapas más difíciles, entre 1792 y 1794, sirvió para 
desacreditar estas ideas a los ojos de muchos europeos contemporáneos.
 El enorme impacto que la Revolución Francesa
    causó en España, tras la muerte de Luis XVI, así como en los dominios españoles
    de América, provocó una violenta persecución de las personas más
    representativas de las nuevas ideas. Se estableció una censura total y se
    cerraron las fronteras, prohibiéndose el paso de todo tipo de libros y
    folletos, o su embarque hacia América.
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Voltaire 
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Aunque se produjo un repunte de interés 
modernizado y progresista bajo el gobierno de Manuel Godoy con la ayuda 
de Jovellanos, el miedo a
    la contaminación revolucionaria favoreció la represión más absoluta,
 tanto en
    la metrópoli como en los dominios de la América española. La 
existencia de numerosas
    Sociedades de Amigos del País en los virreinatos favoreció la 
implantación y
  extensión de la Ilustración en América Latina.
De lo que no cabe duda es que la Ilustración dejó 
una herencia perdurable en los siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en 
el declinar de la Iglesia y en el
    crecimiento del secularismo actual. Sirvió como modelo para el 
liberalismo
    político y económico y para la reforma humanitaria a través del 
mundo
    occidental del siglo XIX. Fue el momento decisivo para la creencia 
en la
    posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de una forma 
moderada, en
    el siglo XX.
Las características de la Ilustración pueden resumirse en las siguientes: 
1.- Racionalismo
2.- Búsqueda de la felicidad 
3.- Creencia en la bondad natural del hombre 
4.- El  Optimismo 
5.- El  Laicismo 
El ideal dela Ilustración fue la naturaleza a 
través de la razón. En realidad no es más que el espíritu del 
Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en manifiesta 
oposición con lo sobrenatural y lo tradicional.. El Ilustrado llegaba al
 amor al prójimo partiendo de la razón y no de la  Revelación.
La razón también podía llevarle a Dios creador del
 orden universal o bien en no creer en principio Supremo alguno. Por 
ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas,
    aunque o sencillamente ateos.  
La Ilustración tomó el nombre de Enciclopedia en Francia y en los países
    latinos, y el de Aufklärung en las naciones germánicas.![]()  | 
    
Carlos III, niño, obra de Jean Ranc, 1724 
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1.- El racionalismo 
Sin duda, el vocablo más utilizado en  el siglo XVIII en
    literatura, filosofía y ciencia, es el de “racional”. Los intelectuales de éste
    siglo dieron a su época en nombre de “siglo de las luces”, refiriéndose a las
    luces de la lógica, de la inteligencia, que debía iluminarlo todo. 
Se da enorme importancia a la razón: el hombre 
puede comprenderlo todo a través de su inteligencia; sólo es real lo que
 puede ser entendido por la razón. Aquello que no sea racional debe ser 
rechazado como falso e inútil. 
Este racionalismo llevó a la lucha contra las 
supersticiones, por eso en este siglo termina la denominada “caza y 
quema de brujas”. 
En el campo de la religión, la postura 
racionalista hizo que apareciese el deísmo: la mayor parte de los 
ilustrados son deistas, que afirman la
    existencia de un Dios creador y justo, pero consideran que el hombre
 no puede
    entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de 
ella. 
De acuerdo con esto, los deistas rechazan las 
religiones  reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia 
religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser 
 permitidas.
2.- Búsqueda de la felicidad 
Se considera que la Naturaleza ha creado al
hombre para que sea feliz. Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta
felicidad para que sea auténtica debe basarse en la propiedad privada, la
    libertad y la igualdad. 
Cuando los ilustrados citan la igualdad, no se 
refieren a la igualdad económica, sino a la política y legal: igualdad 
ante la ley. 
3.- Creencia en la bondad natural del hombre
Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza. 
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Independencia norteamericana. Derrota de George Cornwallis. Cuadro de John Trumbull (1797) 
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4.- El  optimismo
El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza
 es una especie de máquina perfecta que lo hace todo bien.; hay motivos,
 por tanto, para sentirse optimista. Por otro lado, se
    considera que la  historia supone la evolución progresiva de la 
humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los siglos se va
 perfeccionando continuamente; así llegará el momento en que se logrará 
construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
5.- El  laicismo
La Ilustración es la primera cultura laica de
 la historia de Europa; cultura al margen del cristianismo, y en algunos
 aspectos anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto rechazo por
 parte dela Iglesia, de la forma de vida burguesa.La burguesía constituye una clase que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro. Todavía en el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con interés como usura; con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y, con sacerdotes que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al comerciante.
Las virtudes cristianas son transformadas en 
virtudes laicas; los ilustrados nunca hablan de caridad (amor al prójimo
 por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía
    (amor al hombre por el hombre mismo). El carácter no religioso de la
 Ilustración se
    nota también en las lecturas de la época: en el siglo XVII los 
libros que más
    se editaban eran  las vidas de santos y las obras de piedad; en 
cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de filosofía, 
ciencias naturales y apenas libros religiosos. 
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Jovellanos 
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II.- Aspectos histórico–sociales
La Ilustración o el Siglo de las Luces, fue 
la tendencia de pensamiento y literatura en Europa y América durante el 
s. XVIII, previa a la revolución francesa. Los principales escritores de
 la época estaban convencidos de que emergían de siglos de
    oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la 
ciencia y el
    respeto a la humanidad.
Los precursores de la Ilustración pueden 
remontarse al siglo XVII e incluso antes. Abarcan las aportaciones de 
grandes racionalistas como René Descartes y Baruch Spinoza, los 
filósofos políticos Thomas Hobbes y John Locke y algunos pensadores 
escépticos galos de la
    categoría de Pierre Bayle o Jean Antoine Condorcet. No obstante, 
otra base importante fue la
    confianza engendrada por los nuevos descubrimientos en ciencia, y 
asimismo el
    espíritu de relativismo cultural fomentado por la exploración del 
mundo no
  conocido.
La Ilustración fue la ideología y la cultura 
elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la 
nobleza. También puede ser definida como la culminación del racionalismo
 renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se va
    extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII.La Ilustración
 es
    la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden 
establecido.
La Ilustración influyó en la vida de muchas 
personas. Ocurriendo después de la Reformación, cambió la manera de 
pensar. Por lo general, era un desafío usar la razón y la
    lógica para explicar las ocurrencias en el mundo. En este periodo, 
un nuevo
    grupo de filosóficos emergió y enseñó el uso de la ciencia para 
explicar la
    vida diaria. Por lo tanto, la percepción de la iglesia, la vida 
social, y la
    política se transformaron. 
Antes dela Ilustración, la mayoría dependía de la iglesia
    para explicar los fenómenos del mundo. Pero durante estos tiempos la iglesia
    era muy intolerante y determinó las creencias del público. Por eso, el papel
    tradicional de la iglesia a la larga fue rechazado por muchas personas de la Ilustración. Estas
    personas estaban a favor de la habilidad de expresarse sin tener miedo de
    represión o censura.
La vida social, como la percepción de la iglesia, se
    convirtió en un objeto que experimentaría un cambio. A causa de la formación de
    una nueva actitud social, un grupo de personas luchó para extender sus
    creencias. Eran impacientes y deseaban que la mayoría no fuera ignorante. Por
    eso, se estableció un programa para mejorar el nivel de la educación pública.
    Se publicaron muchos libros que presentaban la nueva percepción de la vida. Lo
    importante es que todavía estudiamos estas obras de los filosóficos más famosos
    de la Ilustración. Algunos ejemplos son Voltaire, Denis Diderot, y Pierre Bayle. 
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Descartes 
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Finalmente, la política experimentó un cambio
    también. Con la nueva actitud, los dela Ilustración trataron de 
hacer cumplir un sistema
    más justo y más pacífico. Lo que muchas personas apoyaron fueron la 
soberanía
    popular y la república. Además, se luchó una economía en que se 
practicaría la
    “laissez-faire”, un concepto del famoso Adam Smith en que el 
gobierno no interfiere en la economía. Otro concepto que fue popular fue
 que cada país era diferente y tenía ciertos
    aspectos que los separaban de los otros países aunque todos 
compartían
    conceptos básicos.
Lamentablemente, unos eventos catastróficos 
terminaron a la Revolución francesa y la era de Napoleón. Después de la 
Ilustración se sucedió un regreso a la religión y una transformación 
política a los caudillos de la Revolución Industrial o la aristocracia 
de las personas de negocios. Aunque, otra vez, la sociedad experimentó 
una transformación, los efectos de la Ilustración habían tomado un 
impacto tan duro que siempre nos influiría.
III.- Ilustración en Francia
La cuna de la Ilustración se situó en Francia y es allí donde tendrá la mayor importancia.
La Ilustración francesa tiene un gran contenido
    político. Su filosofía política está basada en el Derecho Natural o 
derecho que
    tienen todos los hombres a la vida, la libertad y la propiedad. La  
misión del Estado será defender los derechos del hombre, garantizar su 
libertad, su seguridad y su propiedad; por tanto el
    Estado  debe ser representativo y liberal. Los políticos ilustrados 
se oponen al absolutismo monárquico y quieren para Francia un régimen 
que esté basado en la igualdad y en la libertad.
Los principales teóricos  políticos de la Ilustración francesa son:
1.- Montesquieu
Se llamaba Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, y era por lo tanto
    monárquico, pero monárquico enamorado del parlamentarismo inglés. 
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Montesquieu 
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Fue presidente del parlamento de Burdeos, satirizó
 las viejas ideas y los defectos sociales y políticos de Francia en su 
obra “Cartas persas” (1721), cuya resonancia fue
    extraordinaria.  También tuvo gran difusión “Consideraciones sobre 
la grandeza y la decadencia de los romanos” (1734). Pero la  obra 
triunfal y que abrió profunda brecha en las concepciones políticas 
dominantes en Francia, fue “El Espíritu de las Leyes” (1748), hasta el 
punto que se toma esta obra y
    fecha  como punto de arranque de la victoria intelectual de la 
Ilustración y cifra representativa de una generación histórica. En su 
célebre obra preconizó una nueva estructura del Estado, basada
    en un equilibrio de poderes.
En ella defiende, que, conservando el rey  el  
poder ejecutivo, el legislativo recaería en una asamblea representativa 
del país (como el parlamento inglés),  y el judicial, detentado por 
magistrados o parlamentos (en Francia, tribunales), absolutamente 
independientes en sus
    sentencias, del rey y del Parlamento. Así pues, es partidario de que
 el Estado
    quedara dividido y es el difusor de las ideas parlamentarias 
inglesas y la
    fuente donde bebieron las promociones revolucionarias.  
La división de poderes que éste preconizaba, 
pugnaba totalmente con la organización de la monarquía absoluta 
francesa. Su obra fue completada  desde otro punto de vista, por  
Voltaire. Ambos fueron los ídolos de la generación que consolidó y
    desarrolló el triunfo del pensamiento ilustrado en Francia.
2.- Voltaire
Escritor brillante y superficial, entregado a la 
vida y al placer, cautivo de la misma facilidad de su pluma, que 
esgrimió como campeón de la tolerancia y la libertad
    espiritual.
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Voltaire 
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 Fue a partir de su obra “Le siécle de Louis XIV” 
(1751), cuando se convirtió en  adalid de la lucha general contra toda 
autoridad. Muy influido por el movimiento filosófico inglés, en 
particular de Locke y los deistas, Voltaire popularizó sus principios
    fundamentales  valiéndose de una pluma terriblemente mordaz, 
cáustica y agresiva. Su lucha se desarrolló en  dos planos distintos: 
uno público y otro, secreto.
En el primero, además de la obra ya mencionada, 
figuran “Essai sur les moeurs et l’esprit des nations (1756), un trabajo
 hecho a la medida de la burguesía  de que procedía, una filosofía laica
 de la Historia, y el “Dictionnaire philosophique”, de un lado el 
proceso claro de los abusos que perdieron al Antiguo Régimen y, de 
otro,  la  explicación exhaustiva del argumento del
    predominio absoluto de la razón sobre cualquier pasión o entusiasmo 
personal.
    En el segundo plano se sitúan unos dos centenares de folletos, 
opúsculos y
    hojas volantes. 
En este último aspecto, amparándose en el anonimato, la obra de Voltaire, fue
    implacablemente destructora de los grandes principios sociales de la época,
    sobre todo de la religión cristiana. Enemigo dela Iglesia, fue coreado por
    cuantos enciclopedistas se habían dejado ganar por las corrientes deístas o
    naturalistas procedentes de Inglaterra. Cada día más radical en sus violentas
    campañas y cada día más leído por un público que gustaba de su fácil prosa.
3.- Rousseau
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Rousseau 
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Es el primer pensador auténticamente democrático de la historia de Europa.
Su primera obra, publicada en 1749, causó enorme 
impresión, pues en ella se atacaba una de las tesis fundamentales  que 
defendían los ilustrados; los filósofos de la ilustración pensaban que 
los importantes adelantos científicos y técnicos que se estaban 
verificando en aquella época, no sólo mejoraban al hombre materialmente,
 sino también moralmente; es decir,  que a medida que se progresaba en 
la ciencia y en la técnica, el hombre se iba haciendo cada vez más 
bueno.
    Frente a esto, Rouseau señalaba que a civilización,
    en lugar de mejorar al hombre, lo que hacía era corromperlo, porque 
la sociedad
    estaba estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería 
mejorar al
    hombre, antes había que mejorar a la sociedad. 
La obra más importante de este autor es “El 
Contrato Social” (1762). En ésta, el autor dice que los hombres al 
aparecer sobre la tierra, se hallan en lo que se llama
    “Estado de Naturaleza”, que se caracteriza porque todavía no existe 
ningún
    gobierno, no hay leyes, no hay autoridad y no se ha formado aún 
ningún tipo de
    organización social o política; se trata por tanto de un estado de 
absoluta
    libertad, donde cada hombre hace lo que quiere y no tiene que dar a 
nadie
    cuenta de sus actos.
Pero llega el momento en que los hombres se dan cuenta que para defender mejor su
    vida, su libertad y su propiedad deben agruparse y elegir a alguien para que
    los gobierne. Así  aparece el Estado.  
El Estado nace, por tanto, de un acuerdo libre 
entre los hombres que se han unido
    para designar al gobernante. Como el gobernante ha sido elegido por 
el pueblo,
    en cualquier momento, cuando el pueblo quiera,  puede cambiarlo por 
otro. Al mismo tiempo, la misión de los gobernantes es cumplir siempre 
la voluntad popular.












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